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Fello Suberví: el político que caminó con su pueblo y murió fiel a sus ideales

Por: Darwin Feliz Matos

Rafael Suberví Bonilla, a quien el país entero conoció y respetó como “Fello”, no fue un político de escritorio ni un burócrata del poder. Fue un líder de calle, de cercanía, formado en la lucha social y templado por la convicción firme de no claudicar jamás ante los intereses personales o del momento.

Fello fue alcalde del Distrito Nacional, pero su legado va más allá de los cargos. Fue un símbolo de la lealtad política, un militante de principios, moldeado en la escuela ideológica de José Francisco Peña Gómez, a quien no siguió como discípulo pasivo, sino como un auténtico heredero de sus valores: justicia social, solidaridad y compromiso con los más vulnerables.

Durante su gestión como síndico, dejó huellas tangibles. Iniciativas como el Paseo de la Churchill y la peatonalización de la calle El Conde no fueron simples proyectos urbanos, sino transformaciones visionarias que redefinieron la capital y aún perduran como parte esencial de una ciudad más humana y moderna. Fello no hacía política para figurar, la hacía para servir y dignificar.

En su paso por el Ministerio de Turismo, entendió que el desarrollo del país debía ser una política de Estado. Impulsó la institucionalización del sector y creó estructuras como POLITUR (la Policía de Turismo), convencido de que el turismo era también identidad, empleo y futuro. Su gestión fue, como su vida, seria, planificada y profundamente comprometida con el país.

Pero más allá de sus obras y cargos, Fello fue un político distinto en el escenario dominicano. Humano en el trato, respetuoso con el adversario, solidario con el caído y coherente hasta el final. Jamás traicionó a su partido. Jamás se vendió. Jamás retrocedió en la defensa de lo que consideraba justo. Por eso, cuando hablaba, hasta el silencio se detenía a escucharlo.

Su liderazgo no se construyó con prebendas, sino con hechos. A su lado no había seguidores por conveniencia, sino por convicción. Su equipo político era una comunidad de leales, un batallón de respeto tejido con integridad, no con chantajes ni cheques.

Hoy, con su partida, no solo lo llora su familia. Pierde el Partido Revolucionario Moderno (y antes, el Revolucionario Dominicano). Pierde el país a uno de sus mejores hombres. Se va un patriota. Se apaga una voz, pero su eco queda en las calles, en las obras, en los barrios y en la gente.

Fello Suberví Bonilla no será olvidado. Porque quienes luchan por causas justas no mueren del todo: siguen caminando junto a su pueblo.

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